M y H son una pareja eterna. Nunca prestan sus besos a otros y sus vidas giran en torno al mismo punto, de hecho, si no fuera por sus metabolismos (tan rematadamente distintos), casi podría decirse que son la misma persona. Ella, H, pequeña y rolliza, con un ritmo biológico lento y tranquilo; él, M, largo y extremadamente delgado, vive la vida sesenta veces más rápido. Pero no creáis, siempre encuentran huecos para el sexo. Es más, son una pareja profundamente activa: cada 65 minutos aproximadamente hacen el amor con la misma intensidad de cuando se conocieron. Dos veces al día, los vecinos dicen oír campanas cuando esto sucede. Yo creo que son los gemidos de ella.