Mi versión.
Vienen de una boda, quizás la de una amiga de ella. Ella, por cierto, le tiene mucha envidia a esa amiga, por eso ha ido al evento vestida de blanco. Al volver conduce ella porque él ha bebido algunas copas de más y no quieren arriesgarse. Cuando están pasando por una carretera muy solitaria y muy hermosa, él se le ha quedado mirando fijamente y le ha dicho:
-Cásate conmigo.
Ella ha frenado haciendo que salten el ABS y casi los airbags. Se han quedado parados contemplándose y entonces ella ha comenzado a llorar.
-Cielo, no llores... -ha dicho él, sonriendo, porque cree que sus lágrimas son de alegría.
Ella se ha bajado del coche y se ha colocado junto a la puerta del acompañante. Ha abierto la puerta, y ha cogido a su novio por el cuello de la chaqueta. Él se ha dejado arrastrar por lo que creía que era pasión, pero de pronto la mano de ella se ha convertido en puño. Él está en el suelo y ella, que parece la persona más rabiosa del mundo, le ha dicho:
-¡No quiero casarme contigo! ¡El hombre de mi vida acaba de casarse!
Y él por fin ha entendido por qué su novia se había vestido de blanco.
-Cásate conmigo.
Ella ha frenado haciendo que salten el ABS y casi los airbags. Se han quedado parados contemplándose y entonces ella ha comenzado a llorar.
-Cielo, no llores... -ha dicho él, sonriendo, porque cree que sus lágrimas son de alegría.
Ella se ha bajado del coche y se ha colocado junto a la puerta del acompañante. Ha abierto la puerta, y ha cogido a su novio por el cuello de la chaqueta. Él se ha dejado arrastrar por lo que creía que era pasión, pero de pronto la mano de ella se ha convertido en puño. Él está en el suelo y ella, que parece la persona más rabiosa del mundo, le ha dicho:
-¡No quiero casarme contigo! ¡El hombre de mi vida acaba de casarse!
Y él por fin ha entendido por qué su novia se había vestido de blanco.